jueves, 17 de mayo de 2018

Quebrada Honda.

La neblina besa apasionadamente los montes de Quebrada honda de Puriscal. Allá en las cercanías de Quitirrisí, donde las colinas se extienden como cabellera larga recostada sobre el relieve, ese lugar hermoso que te invita a dar un paso más para ver el borde  de las alturas indígenas de los huetares.
Es como volar con los pies en la tierra, y ver y la inmensidad montaña a abajo mientras los árboles se inclinan ante el camino de los hombres trabajadores y les rinden homenaje. El mirador exclama la furia de sus mujeres que laboriosas sacan el fruto de la tierra para poder existir. La niebla es como un vestido de novia que cubre las hojas verdes de los pastos con pequeñas gotas de rocío, hasta hacerlas brillar con la timidez de algunos rayos solares que se van colando entre los espacios de las nubes.
El azul celestial apenas y se nota esta mañana, pero si se siente el frescor de los collados rozarte la piel mientras el viento sopla su aliento de vida.
Reverdecen los potreros con las primeras tormentas del año, como cada mes de mayo, ya se ve menguar poco a poco la sequía en algunas tierras, los pinos acumulan el agua entre sis follajes finos y cantan su canción del día mientras la brisa les acaricia suavemente.
Las flores se empiezan a azomar en los jardines de las casas, bebiendo el agua de vida que ha quedado entre sus pétalos después de la tormenta de la noche pasada.
El ver este paisaje es como suspirar profundamente, al entender el romance perfecto de todo lo que hay. Incluso el agua cristalina de la quebrada se mira tan apacible, sonando entre sus rápidos y las rocas que han sido pulidas y lijadas por la existencia misma.
Hoy es un día típico de invierno allá en mi lindo Puriscal. Algo de sol tímido por la mañana, como si estuviera convaleciente, y lluvias por la tarde para limpiar y dar vida a la tierra misma.
La neblina que besa el Alto de Quitirrisí, me hace sentir que tengo alas, que puedo extender mis manos y volar hasta la cumbre más alta, allá donde se ve el humeante cono del Volcán Turrialba, o del otro lado del monte donde se ve el bajo de Guayabo y Palmichal, los senderos que bordean la Tierra de Acosta y Aserrí...
Donde mis raíces también son humedecidas por la lluvia, la neblina, el viento y el sol...

Rapherty Villalobos Soto / Autor de Ilusiones.
Costa Rica
derechos reservados de Autoría 2018
Para el blog Así es mi tierra.
Fotografía del Autor.
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