Llueve en Santa Lucía, las gotas de agua cristalina que caen cual bendición abierta sobre la tierra, perfuman el terruño en todos los rincones.
Los lirios se abren al sentir el frío tintineo de la tormenta ligera, que arrecia con el pasar de los segundos, y las rosas ponen sus pétalos en el salón de baile del viento. Dispuestas a danzar, sonríen ante el cielo mismo, inclinándose ante el sabor del mágico manantial.
Huele a tierra mojada, a vida y a campo fresco...
Es tiempo de escuchar el concierto, con el percucionar de la lluvia en los tejados, y el arrebato de la brisa que cual pastor va empujando sus nubes hasta anegar todo a su paso.
Llueve en Santa Lucía... ¡ay mi bello Santa Lucía, mi lindo Puriscal! ... Tierra bendita entre montañas y valles, entre ríos y paisajes creados por la mano de Dios.
Que nunca se funda tu belleza, ni se apague tu sol, que siempre sobreabunde el alimento y el amor de su gente por todo derredor.
Rapherty Villalobos Soto.
Costa Rica.
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sábado, 7 de abril de 2018
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