miércoles, 3 de abril de 2019

EL SABANERO

Galopaba el viento de la tarde sobre el lomo del caballo sabanero, sujetado de la crin cual jinete que recorría la sabana levantando el polvo del árido terreno de la pampa Liberiana.
Se notaban los colores ambarinos que colgaban de las ramas del majestuoso árbol de guanacaste, aquellos rayos que del sol derramaban la anunciada tarde a pinceladas de rojo soñar entre las nubes. Solo se podía oír el grito del campesino que con sus pasos fuertes y su mano morena de tanto estar bajo el sol, empezaba a llamar al ganado para los corrales...
El perro corriendo entre las reces, como fiel guía para que ninguna se fuera a perder. El polvoriento camino que solo era la huella de un verano arrasador en todos los pastizales.
El paso firme del caballo criollo, imponiendo sobre la aridez su paso de transporte, llevando al sabanero sobre sus lomos, galopando en círculos, y cargando sobre una silla hecha a mano el mecate y el machete como únicas herramientas de aquel hombre en cuya tarde liberiana está su libertad.
Sopla el viento al dar las  cuatro de la tarde con treinta minutos, y en la cordillera que rodea la planicie se nota como el sol se va escondiendo, las nubes se han teñido de color naranja,  y la soledad nocturna anuncia su llegada en la hermosa tierra guanacasteca. Liberia, mi blanca ciudad, donde la noche se hace reina de una luna que solo el amor puede colgar.
Allí te vi sabanero, con tu sombrero puesto y el pañuelo rojo rodeando tu cuello, sujetando la cuerda de los caballos, arriando los bueyes con su carreta, con tus pies descalzos dejando pasos de sencillez, y el cuchillo ''amarrao al sincho'' como buen trabajador. Con las mangas de tu camisa blanca recogidas, dejando que el sol cambie tu tono de piel, creando la callosidad en tu mano debido al trabajo de hombre valiente, de hombre sin comparación.
Galopaba el viento sobre la tarde sabanera, arrullando los follajes del imponente árbol de guanacaste, saludando las flores de veranera que guardaban las entradas a las fincas como finos guardianes de una tierra llena de libertad.
El sabanero con su grito alegre y su corazón ardiendo, solo mira como la luz cambia de tono en aquellas noches liberianas que jamás se han de olvidar...

Rapherty Villalobos Soto
Costa Rica
Autor de Ilusiones
derechos reservados 2019
Imagen de la red
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