miércoles, 14 de noviembre de 2018

HUELE A DICIEMBRE.

El viento sopla su canción, y las ramas de los pinos se suman al concierto en coro entre la ligera llovizna y las grises nubes del firmamento. Huele a ciprés y a hermosa serenidad. En medio de los fríos de noviembre ya las sonrisas de las gentes empiezan a adornar los rostros de los adultos y a llenar de algarabía los corazones de los niños y los jóvenes.

-Hay que preparar las hojas pa' los ''tamalitos'' antes de que el viento las corte todas - dice doña China. Una noble señora de manitas arrugadas y piel canela. Con sus lentes para poder ver un poco más allá de su nariz, su cabello largo y trenzado color negro. Su delantal puesto con pastoras bordadas en las bolsas como adorno. Una imagen que hace recordar que ya el final del año se acerca.

Mientras tanto el avance del día no se nota por la ligera nubosidad que cuenta como un una historia de nunca acabarse la etapa de transición del invierno al verano. Aún caen lluvias, solo que llenas de timidez... Y el sol por las mañanas se esconde lleno de vagancia entre el salir por las montañas y el escondite entre las nubes.

Por la callejuela de lastre se escucha el rodar de la carreta de don Pedro. Se oye el paso majando las piedras y la arena por el carruaje que es tirado por dos bueyes blancos. Robustos animales en cuya humildad y sumisión el señor que los guía ha puesto toda la confianza del transporte de su leña y sus frutos pa' la cocina de doña China.

-Buenos días Don pedro, ¿como dice uste' que me le va yendo?- Se escucha desde una de las casas de madera y barro que adornan el camino puriscaleño.
Y don Pedro con su figura tosca y valerosa, sus pies descalzos y los ruedos de su pantalón doblados hasta arriba del tobillo. Con mirada fuerte y penetrante, pero con una sonrisa llena de honestidad y amor solo respondió...
-Pues aquí vamos Don Carlitos, echando pa' alante, jalando leña pa' la mujer porque sino no hay comida en la tardecita. Y ya ve ''uste'' que el cafecito hace mucha falta con estos condenaos ''friitos''-

Huele a diciembre en mi bello Puriscal, y su gente sabe que es una de las épocas en las que la humanidad retorna a sus caminos, en donde nos damos cuenta que todos necesitamos de todos. Y la canción de los cipreses sigue sonando con el pasar de la brisa que anuncia con su rebeldía la llegada de la navidad.
Las pequeñas gotas de llovizna o los ''chubascos'' adornando los ventanales, anunciando el paso de los fríos. Los ''pasitos''  y pesebres en las esquinas de las casas, hechos con el esmero de las mujeres y la ayuda de los niños.

En las matas de los cafetales, las gotas de agua resbalando hasta besar el suelo y alimentar así el fruto de la tierra. Humo blanco saliendo de las cocinitas de leña, abriéndose paso por las chimeneas hechizas en las cocinas. El aroma del terruño donde el seno de la familia podía dar gracias por cada cosa y cada hecho vivido.

Y mientras el verano va asomando sus ojos por en medio de las colinas, el invierno se acuesta en su lecho de hojas verdes y riachuelos esperando que en el próximo año se pueda despertar...

Rapherty Villalobos Soto
Autor de Ilusiones
Costa Rica
derechos reservados 2018
Imagen de la red.
Imagen relacionada




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cae la tarde

 Cae el atardecer sobre las montañas josefinas, se adorna la capital con su frío veraniego dando un matiz ambarino a los pasos de la gente q...