Tempranito.
Hoy me levanté ''tempranito''. Apenas y se asomaba el sol tímidamente por la ventana de mi cuarto, después de una noche y madrugada frías allá en mi Santa Lucía. Aún se vía ''oscurito'' ni si quiera podía distinguir el piso de ocre rojo de la casa.
-Bueno, ya es hora de abrir las ventanas, y dejar que la brisa fresca del amanecer llene todo con su rocío. Vamos a chorrear el cafecito, para entrar en calorcito, y a empezar el que hacer de todos los días-
Mientras platicaba conmigo mismo, le daba gracias a ''Tatica Dios'' por el nuevo día. Me dirigí a la cocina y al fondo sobre la callecita de piedra se escuchaba a lo lejos la campana de Don Beto, el lechero que hacía una natilla deliciosa, y a la vez vendía el pan fresquito, recién salido del horno.
Don Beto el lechero, con sus sonrisa alegre y sus bromas de mañana. Con su sombrero para esconder la calvicie que los años le habían regalado, el pantalón de mezclilla azul y su camisa de manga larga blanca, blanca como la misma leche que vendía, gritando a las cinco y treinta con su voz fuerte :
-¡Pancitooooooooooooooo Frescooooooooooooo! ¡la lecheeeeeeeeeee y la natillaaaaaaaaaaaaa!-
Se veían salir a los chiquillos corriendo detrás del carro, con las ollitas en las manos y uniformados ya con sus pantalones azules y sus camisas blancas de escuela, y después ingeniándoselas para jalar las ''casuelas'' llenas de leche, natilla y el pan. Ya bien bañaditos por sus mamitas esperando el desayuno para irse.
Mientras tanto Don Beto castigando la campanilla con el chilillo en mano, para avisar que ya estaba en el barrio.
Ya el sol comenzaba su aparición, y como un desfile enorme, se podía ver el paso de todas las mujeres hacendosas, bajando a Carit rumbo a la escuela y a San Juan. Los más pequeños adelante, todos como un ejercito de estudiantes, y las mujeres atrás, con sus cabellos largos bien amarrados, y sus enaguas largas. Su mejor sonrisa saludando el día, recorriendo el polvoriento camino de piedra y lastre, con la canasta y los sacos del mandado preparados para subir al Centro de Puriscal por las compras en el mercado.
De camino a Carit, se ven las vaquillas propiedad de don Beto, pastando en potrero. Los árboles de guayaba ya con el fruto formado esperando a ser madurado por el astro rey, los palos de mango ya han terminado su floreada, se empiezan a notar los frutos retoñando entre los racimales y hojas verdecitas de verano.
Por allá a lo lejos se ve el racimo de guinea cuadrada, esperando que alguien lo note y se lo lleve para acompañar unos frijoles.
Ya mi casa está limpia, y es hora de que yo también me vaya. Luego de haber visto el espectáculo diario de la semana en mi bello Santa Lucía, yo también me pongo manos a la obra. Con mis alforjas rellenitas de pan, y un buen ''pintico con huevo picado'' y ''cafecito'' ''pa'l '' almuerzo y la tarde.
Comienzo a darle tierra al ''caite'' subiendo la lomita de la calle la Cachera, pa que no me agarre la tarde. De por sí la mañana se va volaa así que al que madruga Dios le ayuda, y nunca es tarde cuando la dicha es buena. Los dichos de mamá que se me quedaron siempre grabados, Dios la tenga en su santo lugar.
Rapherty Villalobos Soto
Costa Rica
para ''Así es mi tierra ''
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jueves, 1 de marzo de 2018
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